lunes, 25 de enero de 2016

TORCUATO HOTEL LOS TUCANES

Besando la Amazonia, a solo 170 kilómetros de Cochabamba, llegamos a Villa Tunari. Para una persona que viene de tierras bajas, es muy impresionante sentir los 4 mil metros de altura, cerca de Sacaba, y en menos de dos horas, estar nuevamente a 200 metros de altura, respirando acompasadamente, rodeado de flores coloridas y tantas tonalidades de verde difíciles de imaginar.

Villa Tunari está muy orgullosa con su nuevo Coliseo. Cuenta con un espacio amplio y abierto, amoblado con butacas de lujo para mil personas. Es un signo del gran potencial turístico del lugar. No es menor la atracción de "Doña Anita", el mall bien surtido de todo tipo de artículos a buen precio. Sobre todo aquellos que se necesitan para espantar a los mosquitos y enfrentar el calor propio del lugar que invita a zambullirse en una piscina o mejor aún en unos pozones fascinantes. Estos últimos proveen gratis las delicias de un Spa muy singular por el que los cultores de la sanidad corporal pagarían muy caro en cualquier lugar del mundo. Además de la frescura de esas aguas vivas se siente la bienvenida de decenas de pescaditos que literalmente te llenan de besos. Un poco de nervios, un gracioso cosquilleo, mientras estas expertas sardinitas de río te limpian la piel de todas sus células muertas. De ahí se sale con la frescura de un recién nacido, queriendo llevar a otros lugares del mundo a estas amigas purificadoras.

Muy poco más allá, a uno le da la bienvenida el Hotel Los Tucanes, en que te atienden sus propietarios con una eficacia y gentileza que te hacen sentir en casa. Hay habitaciones de distintos tamaños, con su baño y terracitas personales aptas para el viajero solitario, los enamorados que buscan un lugar acogedor y también para la familia que quiere pasar unos días de reposo. Para todos ellos hay lugar, la belleza de la naturaleza, la excelente piscina junto a otra sin hondura para los pequeños. Pero, además, lo que todos deseamos, una cocina generosa en carnes y pescado o guisos espectaculares como los palmitos gratinados.

Si nos ponemos más serios hay una excelente sala de reuniones. Si deseas reunirte en torno a un buen asado, un quincho desde donde nos acompaña el río. En el Hotel se ofrecen paseos, como ir a un Zoo abierto para hacerte amigo de los monos, o bien a hacer raftng en el rio. Todo esto a distancias razonables.

En fin, no todo es pasear. También hay que dormir. Y para eso, la música ambiental de sapos y de grillos te introducen al sueño más reparador.

¿Cómo califica esta noticia?


No hay comentarios:

Publicar un comentario