jueves, 13 de febrero de 2014

Moteles, un invento japonés que se adapta a cada época

Los hoteles por horas para parejas fieles o infieles son un invento japonés del periodo Edo (1603-1867), que se fueron reconvirtiendo y adaptando a los gustos de cada época.
Sus nombres suenan raro -Hotel Juke Box, Rose Lips, Stylish- y sus aspectos son cada vez más delirantes, en busca de una identidad para sobrevivir primero ante la censura y ahora en la selva de internet.
Un lunes a la hora del almuerzo, sólo dos de las 34 habitaciones del Two-Way, un Love Hotel del animado barrio tokiota de Shibuya, permanecen vacías. "A esta hora, están ocupadas sobre todo por parejas adúlteras. Por la noche, son más bien parejas de jóvenes”, admite el gerente, Masakatsu Tsunoda, en el sector desde hace 15 años.
La asistencia aumenta el Día de los Enamorados. Los huéspedes son de todas las edades. Y las prestaciones claras: habitaciones con camas y bañeras sobredimensionadas, por 40 a 70 dólares por unas horas o por 100 dólares la noche completa, con opción de cena o desayuno.
Lugares estimulantes
Pero las parejas que vienen aquí no sólo lo hacen por falta de otro lugar. También hay parejas casadas, que encuentran el lugar estimulante.
"La gente no viene sólo por una cuestión práctica, como los que no están casados o los que no viven juntos. Hay esposos que vienen porque cambiar de ámbito acentúa el erotismo”, certifica un cliente ocasional.
Tsunoda explica que "lo ideal”, desde un punto de vista empresarial, "es tener cuartos en los que cuatro parejas se suceden a lo largo del día”.
El anonimato y la discreción son las normas en esta sociedad tradicional, aunque "los jóvenes, incluso las mujeres, ya no tienen vergüenza de venir”, agrega.
Un panel luminoso a la entrada muestra las habitaciones con sus instalaciones, para que las parejas pueden elegir.
Una larga historia de amor
Los "love hotels” son una idea japonesa que remonta al periodo Edo. No se llamaban así, pero un hombre y una mujer podían alquilar una habitación por un plazo limitado.
Antes de la guerra, hubo muchas variedades de ryokan (hoteles nipones), muy parecidos ya a los "love hotels”, explica Ikkyon Kim, una universitaria especializada en este aspecto de la cultura local. Pero esos establecimientos se multiplicaron rápidamente y se modernizaron en los años 1950-60.
Momentos de intimidad
"Correspondían a una necesidad. La gente vivía en apartamentos pequeños y para las parejas no era nada fácil encontrar un momento de intimidad en un cuarto donde por la noche se desplegaban los futones para que durmiera toda la familia”, agrega Kim.
"Los tradicionales hoteles de madera se convirtieron entonces en edificios de hormigón, con habitaciones con camas grandes, televisores en color, bañeras y otros equipos que no existían en las casas”, explica.
Y en los años 70 se dieron a la invención y la fantasía, con formas de castillos, camas giratorias, baños con burbujas y habitaciones temáticas.
Todos se copiaban entre sí y el negocio funcionaba: la demanda era grande en esa época festiva y de emancipación de la mujer.
Los "love hotels” no podían hacer publicidad, pero soslayaron el obstáculo recurriendo a nombres y fachadas extravagantes, que no se prestaban a confusión sobre su utilidad.
En los años 80, una década de movida en la que todo o casi todo parecía permitido, se multiplicaron de manera imparable. Pero la tendencia se frenó en los años 90.
Actualmente, según los responsables del sector, hay en Japón de 20.000 a 30.000, de todo tipo y categoría, registrados como "establecimientos de placer” o sencillamente como hoteles. Y mueven alrededor de cuatro billones de yenes al año (40.000 millones de dólares). Los propietarios no se vieron muy afectados por la crisis, aunque las cosas "no están tan bien como antes”, admite Tsunoda.

Mujeres exigentes
Clientes Kazue Yamauchi, consultora en decorados, dice que "los tiempos además han modificado las costumbres y los roles. Ahora son cada vez más las mujeres quienes eligen; y son más exigentes”.
Concepto "Los ‘love hotels’ son muy representativos de las necesidades de una sociedad en determinada época y por eso muy ricos en enseñanzas sobre la cultura japonesa”, destaca la universitaria Kim, quien lamenta que el concepto sea a menudo objeto de desconsideración.

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