lunes, 19 de agosto de 2013

Beer spa. Tinas de cerveza al aire libre

Hace siete años, cuatro bañeras en desuso y 20 litros de cerveza mezclados en 80 litros de agua calentada a fuego lento fueron los elementos con los que Remo Baptista montó un beer spa (spa de cerveza) dentro de The Adventure Brew Hostel, en la avenida Montes, 503, de La Paz. “Hasta 2010 tenía instalada mi fábrica de cerveza (Saya) aquí, en el hostal, y el excedente, para no desperdiciarlo, decidí utilizarlo en estas tinas sujetadas a una estructura de ladrillo y calentadas con leña, que es algo nuevo, divertido y relajante”, explica Remo, de cuarenta y algunos años. La idea del beer spa se originó, y tuvo buena aceptación, en países europeos como Austria, Alemania y República Checa. La cerveza no sólo se utiliza para refrescar el gaznate, sino que sirve para relajarse, eliminar toxinas y exfoliar y nutrir la piel. “Al ver las tinas al aire libre en una ciudad fría como La Paz, crees que te vas a congelar, pero el fuego de la leña, debajo de las tinas, hace que tengas una sensación térmica muy agradable”, explica Remo mientras introduce una mano en el agua y se asegura de que está en su punto. Ni bien termina de articular la frase, un huésped se introduce en una de las bañeras con traje de baño y dispuesto a empaparse del líquido dorado. “Es como estar en aguas termales, pero de cerveza. Sientes calor y es muy rico relajarse viendo el paisaje”, describe sonriente Sebastian (32), de nacionalidad francesa. Con unas vistas de la ciudad de La Paz que no dejan indiferente a nadie (el Illimani de fondo, la Casa de la Democracia con vidrios rotos, las laderas con casas de ladrillos que parecen colgadas de los cerros), no hay quien quiera perderse el sumergirse dentro de esta experiencia sensorial. “Yo me he introducido en el beer spa tanto de día como de noche y es muy relajante. Y no hace nunca frío porque, cuando sales de allí, sientes como si te hubieras tomado una copa. Claro que, estando dentro, también te la puedes tomar”, dice Aquim (30), también francés. A él se suman un matrimonio joven de checos, quienes ingresan a la tina y, sin palabras, porque no hablan castellano, pero con los pulgares arriba, resaltan el bienestar que experimentan sumergidos. El hostal perteneció al padre de Remo y funcionó bajo el nombre de Hotel Montes, calificado con tres estrellas. Sin embargo, cuando Remo asumió las riendas del negocio familiar, decidió cambiar su estilo y, como él dice, “darle cerveza y mucho color”. “Yo estudié Ingeniería Química y tengo una maestría en elaboración de cerveza en EEUU, y siempre quise complementar estos conocimientos con el negocio familiar. Y surgió The Adventure Brew Bed and Breakfast”. “Cuando volví de EEUU, hace más de 20 años, quería instalar una cervecería, pero fue una lucha dura porque cuando quería sacar los papeles creían que estaba loco”, rememora. Sin embargo, Remo no dio el brazo a torcer y en la actualidad es propietario de la fábrica Saya. Pero no sólo con la cervecería le fue bien, sino también con el hostal. El negocio se amplió y, a los seis meses de inaugurar el primer hostal, se compró una nueva infraestructura en la avenida Camacho, junto con un socio norteamericano, para contar con un segundo alojamiento. “Tengo dos alojamientos y, en ambos, (que se llaman igual) se cuenta con beer spa. En uno hay cuartos colectivos y, en otro, habitaciones individuales”. Entre los servicios de los hospedajes se incluyen los bares, en los que se pueden pedir jarras de cervezas para beber durante el baño. El spa está abierto a todas las personas que se alojen en The Adventure. Sin embargo, cualquiera (no es necesario ser huésped) puede acercarse al hostal y probar una sumergida espirituosa. “Les abrimos el espacio a todos los que quieran vivir la experiencia en carne propia. La idea es perder la timidez y divertirse”, recomienda Remo con una sonrisa.

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