domingo, 19 de enero de 2014

Hoteles grúa en Holanda

El primero de estos hoteles grúa o grúas hoteles se inauguró en 2003 en la pequeña ciudad de Harlingen, en la provincia de Frisia, al norte del país; y el último, que se abrió a fines de diciembre de 2013, está ubicado en Amsterdam: el grúa hotel Faralda.
El de Harlingen, ubicado en el muelle industrial del puerto de la ciudad, cuenta con la peculiaridad de tener una única suite para dos personas, que se ubica en la antigua sala de mando de la grúa, y está situada a 17 metros de altura.
Una cuidada decoración y tecnología de punta suavizan el aspecto industrial de este original hotel, en el que pasar la noche está en torno a los 400 dólares.
El segundo, situado en el distrito norte de Amsterdam, ofrece tres habitaciones de lujo a una altura de entre 35 y 50 metros, por un mínimo de 525 dólares la noche, con jacuzzi y desayuno con champán incluidos.
Hoteles de lujo
El original hotel de lujo de Amsterdam es resultado del empeño del empresario Edwin Kormann Rudi, quien quiso salvar de una destrucción asegurada la última grúa que quedaba en pie del astillero NDSM, que tras una época de esplendor en los años 50, cerró sus puertas a finales de los ochenta.
"Las grúas se destruyeron o desaparecieron, hasta que finalmente solamente una de ellas determinó el horizonte en altura: la grúa 13, de hecho un número de la suerte, hoy convertida en el hotel Faralda NDSM”, dijo Kormann.
Ubicada en su localización original, la construcción marca en altura el horizonte de la isla a la orilla del río Ij, que poco a poco ha ido abandonando su carácter industrial del pasado para convertirse en una zona muy requerida como ubicación de empresas multinacionales, innovadores cafés y restaurantes, y una actividad cultural creciente dominada en verano por el festival NDSM.
Para contribuir a ese ambiente, Kormann incluyó en el proyecto la construcción de un estudio de televisión localizado a la altura de diez metros con el que la propuesta, cuya partida presupuestaria supera los 2,25 millones de dólares, reforzaba su rentabilid.
En el aire
En dos años y medio, el empresario, de 50 años, implicó a más de 30 compañías, superó obstáculos burocráticos y requisitos de seguridad, trasladó la grúa en partes al norte del país para su reparación e, incluso, tuvo de descartar la posibilidad de que en el terreno hubiese enterrada una supuesta bomba de antaño.
"Me llamaron de la alcaldía para decirme que podía haber una bomba, hicimos los estudios, levantamos el terreno y no se encontró nada”, dijo.
El cumplimiento de las normas de seguridad ha aportado un elemento añadido de atracción al hotel grúa, cuya parte superior gira con el viento para favorecer la estabilidad de la construcción, especialmente cuando sopla muy fuerte.
"En ningún otro lugar del mundo hay una grúa monumental como ésta, en ningún otro encuentras un hotel que gira en invierno, está a 50 metros de altura, tienes desayuno con champán y tiene en la parte más superior dos jacuzzi, desde donde se ve el agua y la ciudad de Amsterdam”, sintetizó el promotor.
Arte industrial
Tras su transformación, la grúa "se ha convertido en una obra de arte en sí misma, donde los elementos nuevos se han pintado en rojo, en contraste con azul grisáceo típico de las zonas industriales”, explicó.
Kormann habla con un brillo en los ojos propio de un vencedor que supera riesgos: "Faralda -que es el nombre de una mujer aristócrata que salvó vidas en Indonesia-, significa la victoria de la libertad y demuestra que, a pesar del clima económico desfavorable, se puede conseguir lo que quieres”.
El empresario espera clientes durante todo el año, "personas a las que les gusta la emoción, muchos turistas, inversores y empresas”.
Por de pronto, el hotel cuenta con un lleno completo para el primer mes, siendo los primeros huéspedes "personas que han estado implicadas en el proyecto” (EFE Reportajes).

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